11 junio 2010

La opinión de Gloria Gaitán Jaramillo: "Antanas: Peñalosa en cuerpo ajeno"

VOTAR POR ANTANAS ES VOTAR POR PEÑALOSA
Después de leer el escrito de la hija de Antanas,  Laima Mockus (que anexo a este correo), he quedado más convencida que nunca que, en realidad, VOTAR POR MOCKUS ES VOTAR POR PEÑALOSA,

Laima es una jovencita excepcional, según me lo han dicho TODOS en el Liceo Francés, cuando he ido a dictar algunas horas que me han pedido hacer. Y me dicen que es excepcional no sólo por su brillante inteligencia, sino por su generosidad y solidaridad con sus compañeros.

Por eso mismo, su maduro escrito, permite traslucir que Antanas no tiene al país en la cabeza. Y no tiene por qué tenerlo, porque su vida profesional no se ha desarrollado como parlamentario, ni como ministro, ni como dirigente de masas, sino como administrador municipal (que no es lo mismo que desempeñarse a nivel nacional) y ,su vida ha transcurrido fundamentalmente como académico.

Bien sabido es que los académicos (no hablo, de ningún modo, de los intelectuales), han sido siempre un fracaso cuando se han metido a ser políticos.

Ejemplo palpable de ello fue ese hombre extraordinario e insuperable, el economista Antonio García Nossa - fundador fracasados del Partido Socialista Colombiano -. También ha sido el caso de Gerardo Molina, Carlos Gaviria y Orlando Fals Borda. Todos destacados académicos e investigadores brillantes, pero absolutos  frustrados en su intento de crear, promover y organizar movimientos políticos exitosos. Una cosa es la teoría y otra cosa es la práctica - diría yo - parodiando el título de un libro de Antonio García titulado "La democracia en la teoría y en la práctica".

Todos ellos fueron, o han sido - como Antanas -, respetables en su honorabilidad frente al erario público y en la defensa de los derechos humanos, principalmente, en la afirmación de que "la vida es sagrada". Pero no por ello han gozado del talento y la vocación que se requieren para ser dirigente político, líder de masas y organizador exitoso de un movimiento político. Para ello se necesita una aptitud especial y específica, como lo exige ser pintor, o futbolista o pianista, porque cada arte humano, cualquiera que sea,  para ser exitoso requiere aptitudes singulares en el campo que se vaya a ejercer.

Mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, hablaba de "la frialdad dolosa de los académicos", tema sobre el cual - para ser comprendido a cabalidad - debería extenderme más de lo que me permite un correo como éste. Pero lo que sí puedo decir es que esa "frialdad" significa - entre otras cosas - que no se hace simbiosis con el alma de los más humildes, sino que el académico tiende a escuchar a sus pares, a quienes considera lo "suficientemente" capacitados o poderosos como para ser oídos.

Eso le ocurre a Antanas, como a todo académico. Antanas escucha más a Peñalosa que lo que se escucha a sí mismo. Es por ello que cambia rápida y frecuenmente de opinión, y la verdad es que un director de orquesta no puede conocer "a medias" una partitura que, bajo su dirección, va a interpretar una orquesta, sino que debe saber orientar con talento y pleno conocimiento al conjunto de los músicos. Sin duda alguna no sabrá tocar cada instrumento, y mucho menos será un virtuoso para cada uno de ellos, pero ciertamente sabrá cómo ha de tocárselos para poder orientar a los músicos bajo su batuta.

Al leer el artículo escrito por Daniel García-Peña, titulado "Verde sin amarillo es azul" (que aquí anexo) uno comprende que Antanas piensa una cosa y luego de comentársela a Peñalosa, cambia de opinión. Y Daniel está bien situado para afirmarlo, pues estuvo siempre presente en las conversaciones que se dieron entre Antanas y Petro después de la primera vuelta.

Este mal de cambiar de opinión después de escuchar a otros,  no sólo atacaría a Antanas frente a los periodistas - como lo dice Laima - sino que, en caso de ser Presidente de la República, tendríamos a un Primer Mandatario que cambiaría sus ejecuciones cual veleta al viento, al rítmo de la opinión de terceros, donde tendría un papel preponderante Peñalosa y su bien conocida ideología.

Es entonces por Peñalosa por quien se votará el próximo 30 de junio al marcar el nombre de Antanas, porque es Peñalosa quien está actuando en cuerpo ajeno.
Cordialmente, GLORIA GAITÁN Colombia 

Anexo 1: LAIMA MOCKUS.docx Descargar


Anexo 2: Verde sin amarillo es azul.docx


EL ESPECTADOR - 8 Jun 2010

VERDE SIN AMARILLO ES AZUL
Por Daniel García-Peña

Las olas, por naturaleza, suben y luego bajan. Pero confieso que, después del impresionante y vertiginoso ascenso del tsunami verde, nunca pensé que su caída sería tan súbita y calamitosa. El fallido intento de acuerdo con el Polo es el último de una serie de tropezones que han motivado y precipitado el descenso.

La misma noche de la primera vuelta, en medio de los aeróbicos y cánticos, Antanas Mockus afirmó: “Creo en un acercamiento público y transparente entre los partidos, no en los acuerdos tradicionales entre ellos. Aquí no hay nada para repartir, sólo principios e ideales para compartir”.

Mientras los demás partidos lo ignoraron y se fueron trasteando para la campaña de Santos, el Polo sí lo tomó en serio. Propuso un “diálogo público y transparente” sobre asuntos programáticos, excluyendo de manera explícita las cuotas burocráticas. Tras varias horas de reunión con Gustavo Petro y Clara López —argumento va, argumento viene— el propio Mockus redactó el borrador de acuerdo de cooperación en el cual “el Partido Verde incorpora los cinco puntos programáticos propuestos por el Polo”. 

Pero al día siguiente, todo cambió. Los verdes recularon y el acuerdo con el Polo se fue al traste, en la práctica, desautorizando las gestiones realizadas por Mockus. Se impuso la derecha encabezada por Peñalosa, aunque no se sabe si estaba pensando más en su candidatura a la alcaldía de Bogotá o en el Ministerio de Defensa del gobierno de Unidad Nacional de Santos. 

Como explicación, los verdes dijeron que no harían acuerdos con partidos, sino con ciudadanos, un galimatías, ya que los partidos son organizaciones de ciudadanos. Al no reconocerlo, no sólo desconocen al Polo, sino también a sí mismos como Partido Verde.

Lástima. Mockus es un símbolo de rectitud y honestidad, virtudes ausentes en la actual clase dirigente. El votante verde es un voto limpio, por la esperanza y en contra de la corrupción y la vieja politiquería.

Sin embargo, lo cierto es que hoy el triunfo de Santos es un hecho irreversible, no por haber realizado una campaña extraordinaria ni por ninguna gran estrategia de J. J., sino por las repetidas metidas de pata del autodenominado “jefe del departamento de autogoles”. 

Por tanto, ya no está en juego quién gobernará los próximos cuatro años, sino cómo se configurará la oposición. Y como van las cosas, Santos contará con una mayoría en el congreso aún más grande que la de Uribe. 

Si en verdad los verdes estuviesen interesados en ser la alternativa a la ilegalidad y criminalidad que caracterizan al proyecto uribista, enarbolado por Santos, lo lógico hubiera sido llegar a un acuerdo con el Polo, y no irse a visitar a Uribe para prometerle cuidar sus huevitos de oro. 

Al optar por renunciar a la agenda de transformación social y quedarse sólo con la bandera de la legalidad, los verdes parecen aspirar más bien a arrebatarle al Partido Conservador el ser los adalides de la moralidad y el orden. Sin amarillo, el verde se vuelve azul. 

Por mi parte, el domingo 20 de junio, me vestiré de verde y amarillo, no por razones electorales, sino para hacerle barra al Brasil contra Costa de Marfil. 


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Dr. Félix Contreras, Director * Contactos: fundelsur@gmail.com
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