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Cúcuta, con alta amenaza sísmica
21 de mayo de 2011
80 % de Norte de Santander es vulnerable a terremotos.
La manera como se construyen las viviendas, las edificaciones, los escenarios deportivos y la zona geográfica de Cúcuta, hacen de la ciudad uno de los sitios con amenaza sísmica alta.
Situación de riesgo que también se extiende al 80 por ciento del departamento Norte de Santander.
Así lo manifestó el ingeniero Jorge Barrera Cortés, experto en amenaza del riesgo, durante la charla que ofreció ayer en la Academia de Historia de Norte de Santander para conmemorar los 136 años del terremoto de Cúcuta, ocurrido el 18 de mayo de 1875.
Una de las preocupaciones más latentes por el ingeniero de la Universidad Francisco de Paula Santander, en caso de ocurrir un evento sísmico, es el alto porcentaje de casas construidas de manera informal y asentadas en zonas de alto riesgo.
Indicó que el 40 por ciento de las viviendas son informales y que los desastres es el resultado de los riesgos mal calculados. “Si hay gestión del riesgo, no debería existir la magnitud de los desastres que vemos”.
En ese caso –expresó– las empresas de servicios públicos, hospitales y colegios no pueden fallar ante un sismo porque son vitales para hacer frente a una tragedia.
Razón por la cual están obligados a presentar de manera periódica al Comité Local de Prevención y Atención de Desastres (Clopad), estudios de evaluación del riesgo relacionados con la actividad que desarrollan.
Yesid Arias, coordinador del Clopad, informó que las empresas de servicio públicos actualizan constantemente sus planes de contingencia y se trabaja sobre este asunto con los hospitales y colegios.
Evaluación del riesgo que es importante determinar porque en un evento como un terremoto, el servicio eléctrico, el suministro de energía y la atención médica en los hospitales no pueden colapsar.
Hechos como la caída de una torre de energía o la rotura de un tanque o tubo deben estar previstas durante cualquier tipo de emergencia para no hacer más crítica la situación.
Respecto al sitio que ocupa Cúcuta en el territorio nacional, el ingeniero Jorge Barrera Cortés dijo que la ciudad está dentro de un sistema de tres fallas: la frontal a la cordillera oriental, la de Boconó, que viene de Venezuela; y la de Bucaramanga.
Esta última es catalogada como el segundo sitio donde más se generan sismos en Colombia.
“Como está a 300 kilómetros de profundidad, el impacto en la superficie es tenue. Las magnitudes oscilan entre los 3 y 4 grados”, dijo Barrera Cortés.
El terremoto de 1875 –según el experto– se originó por los movimientos de la falla frontal de la cordillera oriental, la cual se une a la falla de Boconó.
Desmintió las creencias de los cucuteños sobre la forma de predecir un sismo al relacionar las altas temperaturas con la posibilidad de un movimiento telúrico. “Si eso fuera así, entonces no ocurrirían sismos en Alaska, donde las temperaturas son bajo cero”.
En ese sentido, las predicciones de un sismo se manejan de acuerdo con el número de eventos ocurridos en un periodo, pero aún así es difícil de determinar cuándo va a ocurrir.
“Puede que un sismo ocurra en 20 años o más, según las probabilidades, pero no sabemos muy bien en qué periodo estamos. Hace 700 años ocurrió un terremoto, hace 200 otro y el último hace 136 años”, afirmó Barrera Cortés.
La manera como se construyen las viviendas, las edificaciones, los escenarios deportivos y la zona geográfica de Cúcuta, hacen de la ciudad uno de los sitios con amenaza sísmica alta.
Situación de riesgo que también se extiende al 80 por ciento del departamento Norte de Santander.
Así lo manifestó el ingeniero Jorge Barrera Cortés, experto en amenaza del riesgo, durante la charla que ofreció ayer en la Academia de Historia de Norte de Santander para conmemorar los 136 años del terremoto de Cúcuta, ocurrido el 18 de mayo de 1875.
Una de las preocupaciones más latentes por el ingeniero de la Universidad Francisco de Paula Santander, en caso de ocurrir un evento sísmico, es el alto porcentaje de casas construidas de manera informal y asentadas en zonas de alto riesgo.
Indicó que el 40 por ciento de las viviendas son informales y que los desastres es el resultado de los riesgos mal calculados. “Si hay gestión del riesgo, no debería existir la magnitud de los desastres que vemos”.
En ese caso –expresó– las empresas de servicios públicos, hospitales y colegios no pueden fallar ante un sismo porque son vitales para hacer frente a una tragedia.
Razón por la cual están obligados a presentar de manera periódica al Comité Local de Prevención y Atención de Desastres (Clopad), estudios de evaluación del riesgo relacionados con la actividad que desarrollan.
Yesid Arias, coordinador del Clopad, informó que las empresas de servicio públicos actualizan constantemente sus planes de contingencia y se trabaja sobre este asunto con los hospitales y colegios.
Evaluación del riesgo que es importante determinar porque en un evento como un terremoto, el servicio eléctrico, el suministro de energía y la atención médica en los hospitales no pueden colapsar.
Hechos como la caída de una torre de energía o la rotura de un tanque o tubo deben estar previstas durante cualquier tipo de emergencia para no hacer más crítica la situación.
Respecto al sitio que ocupa Cúcuta en el territorio nacional, el ingeniero Jorge Barrera Cortés dijo que la ciudad está dentro de un sistema de tres fallas: la frontal a la cordillera oriental, la de Boconó, que viene de Venezuela; y la de Bucaramanga.
Esta última es catalogada como el segundo sitio donde más se generan sismos en Colombia.
“Como está a 300 kilómetros de profundidad, el impacto en la superficie es tenue. Las magnitudes oscilan entre los 3 y 4 grados”, dijo Barrera Cortés.
El terremoto de 1875 –según el experto– se originó por los movimientos de la falla frontal de la cordillera oriental, la cual se une a la falla de Boconó.
Desmintió las creencias de los cucuteños sobre la forma de predecir un sismo al relacionar las altas temperaturas con la posibilidad de un movimiento telúrico. “Si eso fuera así, entonces no ocurrirían sismos en Alaska, donde las temperaturas son bajo cero”.
En ese sentido, las predicciones de un sismo se manejan de acuerdo con el número de eventos ocurridos en un periodo, pero aún así es difícil de determinar cuándo va ocurrir.
“Puede que un sismo ocurra en 20 años o más, según las probabilidades, pero no sabemos muy bien en qué periodo estamos. Hace 700 años ocurrió un terremoto, hace 200 otro y el último hace 136 años”, afirmó Barrera Cortés.
La manera como se construyen las viviendas, las edificaciones, los escenarios deportivos y la zona geográfica de Cúcuta, hacen de la ciudad uno de los sitios con amenaza sísmica alta.
Situación de riesgo que también se extiende al 80 por ciento del departamento Norte de Santander.
Así lo manifestó el ingeniero Jorge Barrera Cortés, experto en amenaza del riesgo, durante la charla que ofreció ayer en la Academia de Historia de Norte de Santander para conmemorar los 136 años del terremoto de Cúcuta, ocurrido el 18 de mayo de 1875.
Una de las preocupaciones más latentes por el ingeniero de la Universidad Francisco de Paula Santander, en caso de ocurrir un evento sísmico, es el alto porcentaje de casas construidas de manera informal y asentadas en zonas de alto riesgo.
Indicó que el 40 por ciento de las viviendas son informales y que los desastres es el resultado de los riesgos mal calculados. “Si hay gestión del riesgo, no debería existir la magnitud de los desastres que vemos”.
En ese caso –expresó– las empresas de servicios públicos, hospitales y colegios no pueden fallar ante un sismo porque son vitales para hacer frente a una tragedia.
Razón por la cual están obligados a presentar de manera periódica al Comité Local de Prevención y Atención de Desastres (Clopad), estudios de evaluación del riesgo relacionados con la actividad que desarrollan.
Yesid Arias, coordinador del Clopad, informó que las empresas de servicio públicos actualizan constantemente sus planes de contingencia y se trabaja sobre este asunto con los hospitales y colegios.
Evaluación del riesgo que es importante determinar porque en un evento como un terremoto, el servicio eléctrico, el suministro de energía y la atención médica en los hospitales no pueden colapsar.
Hechos como la caída de una torre de energía o la rotura de un tanque o tubo deben estar previstas durante cualquier tipo de emergencia para no hacer más crítica la situación.
Respecto al sitio que ocupa Cúcuta en el territorio nacional, el ingeniero Jorge Barrera Cortés dijo que la ciudad está dentro de un sistema de tres fallas: la frontal a la cordillera oriental, la de Boconó, que viene de Venezuela; y la de Bucaramanga.
Esta última es catalogada como el segundo sitio donde más se generan sismos en Colombia.
“Como está a 300 kilómetros de profundidad, el impacto en la superficie es tenue. Las magnitudes oscilan entre los 3 y 4 grados”, dijo Barrera Cortés.
El terremoto de 1875 –según el experto– se originó por los movimientos de la falla frontal de la cordillera oriental, la cual se une a la falla de Boconó.
Desmintió las creencias de los cucuteños sobre la forma de predecir un sismo al relacionar las altas temperaturas con la posibilidad de un movimiento telúrico. “Si eso fuera así, entonces no ocurrirían sismos en Alaska, donde las temperaturas son bajo cero”.
En ese sentido, las predicciones de un sismo se manejan de acuerdo con el número de eventos ocurridos en un periodo, pero aún así es difícil de determinar cuándo va a ocurrir.
“Puede que un sismo ocurra en 20 años o más, según las probabilidades, pero no sabemos muy bien en qué periodo estamos. Hace 700 años ocurrió un terremoto, hace 200 otro y el último hace 136 años”, afirmó Barrera Cortés.
La manera como se construyen las viviendas, las edificaciones, los escenarios deportivos y la zona geográfica de Cúcuta, hacen de la ciudad uno de los sitios con amenaza sísmica alta.
Situación de riesgo que también se extiende al 80 por ciento del departamento Norte de Santander.
Así lo manifestó el ingeniero Jorge Barrera Cortés, experto en amenaza del riesgo, durante la charla que ofreció ayer en la Academia de Historia de Norte de Santander para conmemorar los 136 años del terremoto de Cúcuta, ocurrido el 18 de mayo de 1875.
Una de las preocupaciones más latentes por el ingeniero de la Universidad Francisco de Paula Santander, en caso de ocurrir un evento sísmico, es el alto porcentaje de casas construidas de manera informal y asentadas en zonas de alto riesgo.
Indicó que el 40 por ciento de las viviendas son informales y que los desastres es el resultado de los riesgos mal calculados. “Si hay gestión del riesgo, no debería existir la magnitud de los desastres que vemos”.
En ese caso –expresó– las empresas de servicios públicos, hospitales y colegios no pueden fallar ante un sismo porque son vitales para hacer frente a una tragedia.
Razón por la cual están obligados a presentar de manera periódica al Comité Local de Prevención y Atención de Desastres (Clopad), estudios de evaluación del riesgo relacionados con la actividad que desarrollan.
Yesid Arias, coordinador del Clopad, informó que las empresas de servicio públicos actualizan constantemente sus planes de contingencia y se trabaja sobre este asunto con los hospitales y colegios.
Evaluación del riesgo que es importante determinar porque en un evento como un terremoto, el servicio eléctrico, el suministro de energía y la atención médica en los hospitales no pueden colapsar.
Hechos como la caída de una torre de energía o la rotura de un tanque o tubo deben estar previstas durante cualquier tipo de emergencia para no hacer más crítica la situación.
Respecto al sitio que ocupa Cúcuta en el territorio nacional, el ingeniero Jorge Barrera Cortés dijo que la ciudad está dentro de un sistema de tres fallas: la frontal a la cordillera oriental, la de Boconó, que viene de Venezuela; y la de Bucaramanga.
Esta última es catalogada como el segundo sitio donde más se generan sismos en Colombia.
“Como está a 300 kilómetros de profundidad, el impacto en la superficie es tenue. Las magnitudes oscilan entre los 3 y 4 grados”, dijo Barrera Cortés.
El terremoto de 1875 –según el experto– se originó por los movimientos de la falla frontal de la cordillera oriental, la cual se une a la falla de Boconó.
Desmintió las creencias de los cucuteños sobre la forma de predecir un sismo al relacionar las altas temperaturas con la posibilidad de un movimiento telúrico. “Si eso fuera así, entonces no ocurrirían sismos en Alaska, donde las temperaturas son bajo cero”.
En ese sentido, las predicciones de un sismo se manejan de acuerdo con el número de eventos ocurridos en un periodo, pero aún así es difícil de determinar cuándo va ocurrir.
“Puede que un sismo ocurra en 20 años o más, según las probabilidades, pero no sabemos muy bien en qué periodo estamos. Hace 700 años ocurrió un terremoto, hace 200 otro y el último hace 136 años”, afirmó Barrera Cortés.
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EDITORIAL En el Día de la Afrocolombianidad
Uno de los nuevos temas del país en estos 20 años de la Constitución de 1991 es, sin duda, el de los afrodescendientes.
21 de mayo de 2011
Uno de los nuevos temas del país en estos 20 años de la Constitución de 1991 es, sin duda, el de los afrodescendientes. Especialmente en mayo, por el Día de la Afrocolombianidad, que se celebra hoy, tienen lugar foros y eventos culturales que realzan la diversidad nacional.La causa de los afrodescendientes en Colombia ha ganado espacios y receptividad en los últimos años en el país. Hay importantes aportes a su reconocimiento por parte de Estados Unidos – y desde antes de la llegada del presidente Obama a la Casa Blanca-y de naciones euroepeas, expresados en acuerdos y programas de cooperación.
Los medios nacionales, a su vez, han registrado una apertura en el mismo sentido. El Espectador sorprendió en diciembre pasado escogiendo a los “12 afrocolombianos de 2010” y El Tiempo comenzó hace poco, en asocio con Naciones Unidas y la Alianza Francesa, una serie de “Diálogos Afrocolombianos”.
El Gobierno Santos creó el Programa Presidencial para la Población Afrocolombiana y anunciará un Acuerdo para la Prosperidad en esta materia el sábado 28 de mayo en Cali.
Sin embargo, por su novedad en la historia del país, todavía se observan muchas discrepancias conceptuales y confusiones en el debate a que ha dado lugar. Más allá de reconocer los aportes de los colombianos negros y mulatos en la construcción de la nación, cuando se mira al presente y al futuro para lograr una igualdad real, empieza una discusión sobre las estrategias para integrar los anhelos afrocolombianos en las metas del país.
Pero lo cierto es que existe una brecha de desigualdad entre el conjunto de todos los colombianos y la población negra, relacionada con las consecuencias de la esclavitud y la discriminación que persiste. Enfrentar esa brecha es un imperativo, y hoy es un buen día para recordarlo, cuando se cumplen 160 años de la ley que abolió la esclavitud.
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| Euro | $2.597,669 | $2.597,66 | |
| Café libra | US$2,97 | US$2,97 |
Fuente y autor:
Diario La Opinión de Cúcuta, Departamento Norte de Santander, Colombia
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